sábado, 27 de noviembre de 2010

No se gana por goles, se gana por chulería.

El fútbol, ese deporte que desespera, anima, emociona y une. Ese deporte que consigue enfrentar a entrenadores, jugadores, árbitros y padres.

¿Por qué son tan chulos? Que si patadas premeditadas, que si empujones. Ahora tú hijo ha puesto la zancadilla al mio. El árbitro no pita, el entrenador no lo hace bien. Los padres son los que más saben. Ese niño no sirve para esto. Chillidos, silbidos, comentarios. ¿Qué deporte es este? Cuando son pequeños, son los padres los que  se envalentonan. Cuando los hijos ocupan más que ellos, son los jugadores los que se ponen chulitos. "Tú, imbecil, ¿me has dicho algo?" Y ya se ha liado. Se forma un círculo: al centro los machos cabríos, más enfadados que si se pelearan por una chica, pero hay que entenderlos, su orgullo como futboleros es importante; alrededor de ellos, los compañeros intentando tranquilizar; los padres se acercan para ven lo que pasa; los entrenadores son los jefes de la manada y la lían aún más. Fuera del círculo estamos las personas que, como yo, criticamos a todos los que están ahí metidos.
¿No será más fácil darse la vuelta, jugar, saludar, ducharse, irse y dar puñetazos al colchón hasta que se les pase la rabieta? Todos sabemos que es para divertirse, para pasar el rato y sí, luego vienen los arrepentimientos, los golpecitos en la nuca y movimientos de cabeza. Pero el espectáculo ya ha sido visto por los allí presentes y el que ha ganado el partido pierde más importancia que el que más chulo ha sido. Por suerte, no todos son así.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Paren el mundo que me bajo.


Fondo Flamenco no es que me apasione, pero el título de su nuevo álbum es perfecto para el tema del que hoy voy a hablar ( o a escribir, según se mire).


Las noticias son una película de terror: Mujeres maltratadas, familias en paro, volcanes activos en Indonesia, terremotos, mineros atrapados, situación tensa en el Sahara, pobreza en el mundo, mercado negro, inmigración masiva, robos, asesinatos, crisis... y por si faltaba algo más en esta ensalada agría, tensión en Corea.

Con una situación así, no es raro que la gente prefiera ver películas ñoñas. Y eso que nosotros, los españoles, tenemos la tremendísima suerte de vivir donde vivimos. Sí, España está en crisis, pero siempre hay gente cenando fuera y comprando y aún más ahora que se acerca la Navidad. Sin embargo, este tipo de noticias felices las dejan para el final de los informativos. Sonríen, gastan pequeñas bromas y ponen música alegre, tal vez para poner una manta encima de los desastres, como si fuera tan fácil. Os voy a ser sincera, y voy a decir que me preocupa lo que pasa en Corea. En las dos Coreas, vaya. Estamos a más de 100.000 kilómetros. Su idioma no tiene nada que ver al nuestro, su aspecto tampoco. Ni siquiera conozco el mercado norcoreano, es más, estoy segura de que mucha gente no sabría ni situar a los dos países en el mapa. ¿Y qué? Estados Unidos ya respalda a los surcoreanos. China a los norcoreanos. No me voy a meter en tácticas, ni en política pero se puede liar y bien liada aunque pueda parecer extremista. Muchos ya hablan de la Tercera Guerra Mundial, la Guerra Nuclear. Y yo no me voy a "mojar", no me voy a aventurar a decir nada que luego se pueda utilizar en mi contra (Me encanta escuchar el cliché de las películas policiacas: Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra, tiene derecho a un abogado, si no puede pagárselo se le asignará uno de oficio) solo lo he dejado caer. Eso sí, los problemas no se acaban y los desastres son casi imposible de evitar. En definitiva, el mundo está loco, loco, loco (como la película de Stanley Kramer) y las personas que vivimos en él, irremediablemente más.

martes, 23 de noviembre de 2010

El misterio de los calcetines y los bolis Bic.

Como empezaría Iker Jiménez,  Hola amigos del misterio, hoy voy a hablar sobre ese enigma absurdo e incontestable: ¿Dónde están los calcetines que desaparecen? ¿Y los bolis Bic? Porque no me negaréis que alguna vez no os ha pasado, si no son varias.

La gente se pregunta si Dios existe, si hay vida más allá de la muerte o si estamos solos en el universo. Continuamente hay casos de revelaciones, videncia y demás, pero nade habla de la desaparición de los calcetines ni la de los bolis con sus respectivas tapas mordisqueadas. Realmente, son casos absurdos, pero ¿quién me puede contestar? Durante mis diecisiete años de vida habré comprado como unos 70 bolis Bic pero ahora mismo solo tengo dos de ellos, y no, no es que haya escrito trescientas libretas con dichos bolígrafos de tinta interminable. Además, no sé si las tapas tienen algún tipo especial de magnetismo con el centro de la tierra que las absorba para que los que allí viven estudien los restos de ADN que servirán para analizar mejor a la raza humana y así conseguir robarnos los calcetines con mayor sutileza (cosa que parece imposible). Al parecer, no soy la única que se ha formulado la preguntita, y en diversos blogs y foros he encontrado alguna o otra teoría, como la que asegura que en las lavadoras se abre un túnel cosmico que absorbe al calcetín y se pierde en un bucle de tiempo 

El caso es que los calcetines siguen desparejándose y los bolígrafos azules Bic se pierden con más facilidad que sus tapas y así, el misterio queda sin resolver. No es una asunto que me quite el sueño, pero es para pensarlo eh...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La felicidad desde una Mina.

Soy adicta a los reportajes de Cuatro, siempre que puedo veo Callejeros, Callejeros viajeros y 21 días. Me interesa ver la vida de otras personas, vidas que tal vez nunca conocería sin la televisión. Desde muy ricos a muy pobres. Me encanta ver esas casas tan bien decoradas con bañera hidromasaje y vestidor, y me encanta también imaginar como será mi casa. Lujo, sueños, felicidad enmascarada. Pero cuando cambio de registro y durante una hora veo esas casas con humedades, zapatos rotos y neveras vacías, me entran escalofríos. Los mismos que hace unos minutos se apoderaban de mí mientras veía 21 días en la Mina.


Samanta Villar y Marlene
Samanta Villar cuenta historias reales desde dentro. Viviendo situaciones extremas con cámara en mano. Acercándose lo máximo posible durante 21 días. Y una de estas experiencias la vivió en  la mina de Morococala, situada en el interior de Bolivia a más de 4.000 metros de altura y con más de 100 años de antigüedad. Allí se aloja en casa de Marlene, una madre que vive con sus 5 hijos en unas condiciones nefastas, y que para sacarlos adelante trabaja en la mina. Además, conoce a Doña Juana, otra madre de 39 años que se gana la vida picando piedras para extraer minerales. 

Mientras veía el reportaje tumbada en la cama con mi Netbook, merendaba un sándwich y un zumo. Estaba tapada con una manta y con mil trastos a mi alrededor. ¿Esto es felicidad? Según Marlene, solo ha conocido la felicidad en cinco ocasiones, y cada una tiene nombre de persona. Para Marlene, la felicidad es no tener miedo a entrar en la mina, no estar preocupada en pensar qué comerán al día siguiente. Para ella, ser feliz es estar tranquila con sus hijos, no ducharse una vez a la semana, ni tener que ir cada dos días a por agua. Ser feliz tampoco es tener que cerrar la puerta a su marido alcohólico ni gastarse la paga mensual en un trayecto en autobús para ir a la ciudad más cercana.

Todo el mundo sabe lo duro que es ser minero, pero nunca me hubiera imaginado que lo era tanto. Es increíble lo que estos trabajadores deben hacer para sobrevivir, porque es lo único que hacen: sobrevivir. Las  ilusiones se las traga la mina, los llantos solo gastan energía que tienen que reponer con alcohol puro y hojas de coca masticadas. Con un solo teléfono en todo el poblado y con televisiones como único privilegio. ¿A que pueden aspirar? La educación, la sanidad y la seguridad brillan por su ausencia en un lugar donde comprarse algo de ropa se limita a una vez al año.

¿Y que puedo hacer yo? ¿Que hago yo? ¿Que hacemos nosotros? Vivir una una sociedad capitalista donde yo soy la primera que me quejo de todo.

martes, 16 de noviembre de 2010

"Modernizando" la ortografía

Espasa publicará antes de Navidades la nueva edición de la Ortografía de la lengua española con algunas modificaciones:  la y se denominará yeguión y truhán pierden la tilde, el adverbio solo no se tildará, cambio de la q final o inicial por c o k en algunas palabras, etc, etc. Poca es la gente que no ha escuchado o leído la noticia, por lo que no voy a repetir lo que se encuentra consultando a nuestro gran "diccionario panhispánico de dudas" llamado Google. 


Escribo esto porque, buscando más información, he encontrado varios artículos en el que Soledad Puértolas, nueva integrante de la RAE, afirma que estaría dispuesta a meditar la supresión de la hache (al más puro estilo sms, vaya). Al leer la noticia, mi imaginación ha hecho su función y he pensando en una larga lista de palabras sin h: abitación, orno, ormiga, ermano, ada, acer, ueco... Por lo que, junto a las nuevas normas ortográficas, lo que ahora "duele" a la vista será lo correcto. Como, por ejemplo: Voy solo ( ¿solo? ¿que vas sin nadie o que no vas a ningún sitio más?) a la abitación para acer un ueco a mi ermano, todo un truan (¿quitarían aquí también la hache? No tendría nunca más que decir que mi nombre va sin hache, entonces) Pero claro, todo es acostumbrarse...

viernes, 12 de noviembre de 2010

Entrevista a Igor Gonzalo

 Las redes sociales nos permiten descubrir a personas que sin internet nos sería más complicado dar con ellas. Yo he tenido la suerte de conocer de esta manera a Igor Gonzalo, el cual ha sido tan amable de contestar unas preguntas para Pensamientos entre Palabras. Él es una fotógrafo burgalés que ahora mismo reside en Barcelona y administra un blog llamado EL BLOG DE IGOR GONZALO que hoy en día cuenta con 125.000 visitas y donde no solo expone algunas de las fotografías de sus experiencias, sino que también las relata.


¿Cómo es Igor Gonzalo?

Es alguien cercano. Soy yo y no me gusta alejarme de la gente, ni de mis sueños, ni de mi gran pasión: viajar, sentir con cada persona que se cruza en estos viajes. Aprovechar las oportunidades y entender que la vida pasa una vez. No me ato a los objetos aunque sí a las personas. Odio despedirme aunque a veces es algo irremediable en una profesión como la mía.

 ¿Naciste con una cámara bajo el brazo?

Nací con mucha sensibilidad a lo que veo y vivo. Demasiada quizás. Eso 
me hizo encontrar en la fotografía desde los nueve años, y ahora en 
las palabras también, una vía de expresión. Rebotar todo lo que llega a mí y compartirlo con personas como yo y como tú.


¿Cómo se ve la vida tras un objetivo?

Vivir fotografiando me permite sentir todo mucho más intensamente que 
si me limitara a ser un mero espectador. No ves a los toros desde la 
barrera, estás en el coso. No ves un tablao flamenco desde tu silla, 
notas cada vibración del tablao. No ves a un grupo de tunecinos desde 
tu autobús de turista, te bajas y comienzas a hablar con ellos, a 
contarles tu historia y a escuchar la suya. Es la vida que quiero. Sin 
una casa llena de cosas pero con un corazón lleno de recuerdos.

 Hoy en día rara es la persona que no posee una cámara, ¿Crees que 
cualquiera puede hacer fotografías?

Cualquiera puede hacer 'click'; cualquiera puede poner un ladrillo sobre otro; cualquiera puede escribir una palabra tras otra. Pero no cualquiera sabe transmitir con esas fotografías, ni con esas palabras, al igual que no cualquier sabe construir una casa.

¿Cómo clasificarías tus fotos?

Son fotos de la gente. No responden a la moda de llamar la atención, 
ni a la de hacer cosas raras solo porque es la tendencia ahora. Son 
fotos de cómo vive la gente. De lo bueno. De lo malo. De personas. De 
lugares. De vida. Pretendo hacer sentir a quienes las ven.

Tu profesión es inestable, ¿Siempre recibiste el apoyo de su familia?

Es inestable. Durante un reportaje que dura un par de semanas tienes 
que mal dormir cuatro horas diarias y luego resulta que a la vuelta te 
pasas otras dos semanas sin despegarte del ordenador para tratar el 
material. Tan pronto tienes tres reportajes en curso como te tiras 
semanas sin nada. Mis padres siempre han sabido de la necesidad que 
tengo de expresar cuanto siento y quienes me quieren me apoyan sin 
duda. No podría vivir sin ello.

 Si no fueras fotógrafo, ¿A qué crees que te dedicarías?

Nací fotógrafo. No por herencia. No por apellido. Porque necesito la 
fotografía, las palabras,... sacar de mí lo que me llega de fuera. 
Pondría cañas once meses al año en un bareto con tal de poder 
escaparme un mes a hacer fotos.

 ¿Tienes algún ritual a la hora de plasmar un momento?

Sentir el lugar. No planificar en exceso cada una de las fotografías. 
Dejar que el lugar me hable. Conociéndolo. Documentandome pero sin 
cuadricular cada momento. A veces, simplemente sentandose en un parque 
surgen las mejores fotos.

Respecto a tu blog, ¿Por qué el martes para actualizarlo?

Hace tiempo que leí el libro 'Martes con mi viejo profesor'. Pensé que 
una cita semanal con mis seguidores en el blog sería la forma perfecta 
de, sin saturar, mantener un 'dia fijo' en el que encontrarnos y leer 
algo nuevo.

¿Podrías contarnos alguna anécdota o hecho curioso desde que 
empezaste en este mundo?

Mi blog se llena de anécdotas con cada nuevo viaje, cada nueva 
aventura. En él se cuenta mi vida. Lo anecdótico y lo especial de cada 
experiencia. Por ejemplo en Marruecos, por culpa de un gran retraso en 
un tren que debía tomar hacia el norte, me tiré casi dos horas 
pintando colores con una niña árabe que apenas si hablaba cuatro 
palabras en su idioma. Cuando se fue me dió un beso en la mejilla. 
Esas cosas tan pequeñas son las que guardo de mis viajes.

Después de fotografíarlos, ¿con que te quedas de cada viaje?

Cada experiencia es un mundo. Cada experiencia corresponde a una 
situación personal diferente, a un momento, a una época. Polonia fue 
tan grato que jamás lo olvidaré. Las fallas fue todo un 
descubrimiento. Sentir la pólvora tan dentro. Temblar con sus 
mascletás y vivir su pasión al vestir de flores a su Virgen. Rock in 
Río me permitió estar tan tan cerca de grandes artistas como Bon Jovi, 
Shakira ó Rihana. Vivirlo desde dentro. Casi tocarles. San Fermines 
fue pura adrenalina y el Camino de Santiago me dió el descanso que 
llevaba tiempo buscando.


Preguntas cortas, respuestas rápidas:

  •  Un libro: "20 poemas de amor y una canción desesperada" (Neruda)
  •  Un color: Azul, adoro el azul.
  •  Una canción: 'Imagine' de Lenon pero hay cientos de ellas que en cada momento me acompañan. La música me sigue y acompaño cada post con una canción por ello.
  •  Un aroma: El limón
  •  Un momentoCuando alguien te abraza con amor sincero

  •  Una película: "Sweet November", aunque me pasa igual que con la música, adoro el cine y mi lista de películas no cabría en una tarrina de 100 DVD's.

  •  Una frase: "Si no consigues tus metas habrás logrado lo más grande: experiencia"

  •  Un ídolo: No me gusta idolatrar, aunque sí aprender, de grandes y de pequeños. Me gustan las fotografías de Steve McCurry, el estilo de Moccia y las historias de Nicholas Sparks. Mas allá, amo a los míos. A mi familia, a mis amigos, a quien está en mi corazón.

  •  Una imagen: La que se ve al amanecer a través de la ventanilla de un avión. Con un lado totalmente a oscuras y el otro abriendo un abanico de intensos colores.

  •  Una prenda de vestir: Los vaqueros. Busco la comodidad.

  •  Un viaje por hacer: Mi vida es un viaje. Solo voy de sitio a sitio. No dejaré de viajar hasta que físicamente no pueda.

  •  Una fotografía pendiente: La que no ví pero pasó frente a mí.


 Y por último, ¿Qué les dirías a aquellas personas que disfrutan con 
 tus trabajos?

Les daría las gracias, por hacerme partícipe de sus sentimientos 
cuando leen mis textos ó ven mis fotos. Les pediría disculpas por 
cuando les hago llorar y les animo a reír cuando así lo sientan. Al 
fín y al cabo, reír y llorar son síntomas de que algo funciona bien 
ahí dentro. El corazón sigue haciendo tic-toc.


Muchísimas gracias de nuevo y que tengas mucha suerte en todos tus proyectos.

viernes, 5 de noviembre de 2010

La moda de las academias de inglés.

En mi anterior (y primera) entrada, dije que las niñas se tendrían que conformar con clases de inglés. Recalco la palabra conformar porque desde hace ya unos años es la actividad extra-escolar por excelencia junto al fútbol. Y la que parece casi obligatoria. Sabemos que el inglés es el idioma que en estos momentos "domina" el mundo (hasta que lo desbanque el chino) y que hablarlo con cierta fluidez puede decidir si te dan o no el trabajo a ti. Cosa con la que estoy muy de acuerdo. Pero el problema no lo veo aquí, si no en las escuelas e institutos, tanto públicas como privadas. El inglés es asignatura tan obligatoria como el castellano y, en mi caso, el valenciano. Sin embargo, ¿Cuál es realmente el nivel de inglés que se imparte en las aulas? Por supuesto que no es autosuficiente y es aquí donde entran los cuarenta euros (si no son más) mensuales por hijo.También es cierto que España no presume de progreso educativo, pero tal vez ese sea el problema. Yo, como alumna de 2º de Bachillerato, me doy cuenta de cual es el nivel de inglés que me enseñan desde cuarto de primaria y claro, va más allá del verbo To Be pero no mucho más allá. Nos enseñan gramática y vocabulario pero a la hora de la verdad no sabemos decir nada más que Hello, my name is Ester, what time is it? Can I go to the toilet, please? y para de contar. Esto, además, tendría menos importancia si no hicieran a partir de la Selectividad del 2012 una prueba oral de inglés, necesaria para aprobar. Y pongámonos en la situación. Los alumnos nerviosos ven al corrector y ¿qué les dirán? Hello, my name is Perico de los Palotes, what time is it? Can I go to the toilet, please?. Sinceramente, creo que es para replantearselo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La política según Ester I

Hace unos días, paseaba por la plaza del ayuntamiento y vi a un grupo de madres y niñas sujetando un cartel y gritando al señor alcalde que no dejaran a sus hijas sin gimnasia rítmica. Yo me reí y disimuladamente observé como todo aquel que pasaba reaccionaba de la misma forma que yo. Pensé entonces en lo que debería de estar pensando el alcalde en ese momento. Y es que yo tengo el defecto ( o al menos algunos pensarán que lo es) de intentar ponerme en la situación de aquellas personas a las que critican en un momento dado. El señor alcalde ha sido criticado en muchas ocasiones, como todos los que asumen cierto poder, sobre todo por cuestiones económicas (repito, como todos los que asumen cierto poder), pero nunca en público por dejar a las futuras elásticas sin gimnasia. Bien, como buen alcalde, tendría que tener razones de peso para que las niñas de seis a doce años entendieran que no hay dinero ( si esta fuera la razón) para poder asumir los gastos que la escuela pública de gimnasia rítmica supone. Por lo tanto, el hombre se sentiría mal por la decisión y tal vez haría lo posible por tomar otras medidas. Pero claro, la utopía de Owen, Fourier y compañía no está vigente, y lo más seguro es que las madres tengan que pagar una escuela privada o conformarse con clases de inglés. Y me pregunto, ¿Esto también se considera política? ¿O el señor alcalde dejará estos temas al balance económico que harán sus trabajadores? Si una niña hablara con él, ¿le mentiría, mirándole a los ojos brillantes de ésta ( y nerviosos a su vez) diciéndole que hará todo lo posible para solucionarlo? Porque para mí, política es tomar las medidas necesarias para que el estado del bienestar que el pueblo quiere sea lo mejor posible. Para el señor alcalde, ¿Política es sinónimo de éxito y enriquecemiento personal y familiar? Porque seguro que su hija, si es que la tiene, no va a esa escuela pública de gimnasia rítmica. ¿Por qué? Porque se podrá pagar la más cara de la zona.